Existen diferentes tipos de tarimas flotantes. Todo dependerá de factores como los materiales de fabricación o su forma de instalación. De lo que no hay duda, en cambio, es de que estamos ante una de las clases de pavimentos más populares de la actualidad por su facilidad para ser colocados en cualquier hogar.
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Cuando hablamos de una tarima flotante, nos solemos referir principalmente a una clase de instalación más que de suelo. Así, una instalación flotante es aquella que no está fijada al subsuelo a través de clavos, pegamentos o colas. Esto lo que permite es disfrutar en la vivienda de un pavimento con movimiento natural, contracciones y dilataciones.
Es posible que te preguntes cómo es posible que los distintos tipos de tarimas flotantes se mantengan en su sitio si no se encuentran fijadas. Aquí entra en escena su instalación. Cada tabla va unida a la siguiente y a la anterior por un sistema de anclaje, manteniéndolas todas juntas.
Los principales tipos de tarimas flotantes
A continuación, te presentamos los principales tipos de tarimas flotantes que se instalan de esta manera:
- Suelos laminados. Son, con casi total seguridad, los más conocidos y utilizamos. Es una opción muy resistente, bastante más de lo que la gente puede imaginar en un primer momento. Además, hoy en día, lo podemos encontrar en una gran diversidad de calidades y acabados. Su mantenimiento es prácticamente nulo, más allá de limpiarlo. Eso sí, deberemos tener cuidado con el agua, ya que podría deteriorarlo, aunque algunos modelos ya se fabrican con hidrófugos.
- Suelos vinílicos de clic. Son el segundo de los tipos de tarimas flotantes. Están formados también por lamas, muy similares a los anteriores. Sin embargo, en vez de fibras de madera se utiliza PVC. Tienes que saber que los suelos vinílicos se pueden pegar. En este caso, no hablaríamos de un pavimento flotante. Es 100 % resistente a la humedad, aunque pueden verse afectados por el sol y el calor de manera negativa.
- Tarima de madera maciza. El tercero de los tipos de tarimas flotantes. Se trata de una pieza de contrachapado de pino, que tiene una capa superior de madera noble (roble, jatoba, haya…), generalmente de entre 2 y 4 mm dependiendo del fabricante. Al igual que el laminado, se unen utilizando un sistema de clic. Su precio y prestaciones variarán dependiendo de la madera noble con la que esté fabricada su capa de superficie.
